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Todos somos alumnos del Espíritu aquí. Una vez que hemos despertado completamente al Espíritu, nos damos cuenta de que nadie es menos que divino, lo cual puede ser una invitación a perdonar cualquier juicio hacia lo contrario. Llegamos de pie en el mismo terreno con el Espíritu. El mismo terreno en el que yo me presento con el Espíritu, tú y todos, se presentan con el Espíritu. Entonces, si alguien dice: "He recibido este mensaje del Espíritu..." o "El Espíritu me dijo..." sintonízate al Espíritu dentro de tí. Verfícalo. Pide la Luz, pide ayuda interior de esa presencia divina y ábrete al amor y aprendizaje que te ofrece el Espíritu.